Monday 30 May 2016

VII. Monseñor Stepinac en la Yugoslavia de Tito


CARDENAL STEPINAC: Mártir de los Derechos HumanosM. Landercy

INDICE

  • Prefacio
  • Introducción
  • Capítulo I: La patria del Cardenal Stepinac
  • Capítulo II: País natal
  • Capítulo III: Encuentro de la vocación
  • Capítulo IV: Coadjutor del Arzobispo de Zagreb
  • Capítulo V: Monseñor Stepinac, Arzobispo de Zagreb
  • Capítulo VI: En medio del caos de la Segunda Guerra Mundial

  • CAPITULO VII: MONSEÑOR STEPINAC EN LA YUGOESLAVIA DE TITO
  • Fin de la segunda guerra mundial
    A principios de 1945, los rusos invaden Alemania, la cual en poco tiempo perderá la guerra. Los alemanes se retiran de los Balcanes y de Croacia. En cuanto a los partisanos, éstos ganan cada vez más terreno. Aterrorizados, los croatas se repliegan por cientos de miles hacia el oeste, hacia Austria e Italia, hacia un advenir incierto.
    En Belgrado se instaló el gobierno surgido del acuerdo Tito-Subasic, habiendo este último regresado ya de Londres. Por su parte, Ante Pavelic mandaba fusilar a los prisioneros.
    Mons. Stepinac intervenía sin descanso ante él para detener estas horribles represalias. Durante este tiempo, el Arzobispo sufría y luchaba intentando salvar a Zagreb. Por venganza, los alemanes querían volar toda la ciudad: ya habían instalado minas en los desagües. Después de largas y difíciles gestiones, la intervención del Arzobispo triunfó: los alemanes aceptaron retirar las minas antes de su partida.
    Tiempo después, como los partisanos comunistas querían tomar la ciudad, fue necesario persuadir al general de los ustachis, Luburic, para que no defendiera Zagreb hasta el último hombre, como era su deseo. También así Mons. Stepinac logró salvar la capital de Croacia.
    Mons. Stepinac a quien se le recomendó partir, respondió: "Suceda lo que suceda, me quedaré con mi pueblo y esperaré". El 8 de mayo de 1945, día de su aniversario, el ejército de los partisanos entró en Zagreb.
    Comenzaron los interrogatorios. Fue retirada la cruz de las paredes de las aulas, se abolió la oración en las escuelas. Las capillas de las instituciones religiosas fueron transformadas en dormitorios. La propaganda atea se esparcía por todos lados. La juventud y los empleados debieron trabajar el domingo y días de fiesta desde las 9 horas hasta el mediodía; se les impedía de esta forma asistir a la Misa que, en esa época, sólo se celebraba por la mañana. Se encarceló a los sacerdotes y a los Obispos.
    Primera detención del Arzobispo Stepinac
    Según el testimonio del abate Stjepan Lackovic, secretario de Mons. Stepinac, el Arzobispo fue llevado a prisión como consecuencia de una treta de los comunistas, el 17 de mayo de 1945: "Aquel día, a las 11,45 hs. más o menos, un coronel del ejército de Tito se presentó, bajo el nombre de coronel Knezevic, en la secretaría del Arzobispado. Me pidió que lo llevara ante el Obispo. Después de haber anunciado su presencia a Mons. Stepinac, lo conduje a su gabinete de trabajo. Esperé entonces en la antecámara, pues el coronel debía salir un cuarto de hora después. Al cabo de cinco minutos, me sorprendió mucho ver salir al coronel acompañado por el Arzobispo. Monseñor que vestía una simple sotana negra, tomó su impermeable y su sombrero.
    - Pero, Excelencia, ¿a dónde va?, pregunté, el señor Coronel me dijo que sólo se trataba de una corta audiencia... Apaciblemente el Arzobispo respondió: "No hablemos de esto ahora, me convocan a su despacho; el coronel me asegura que estaré de regreso en una media hora".
    Totalmente consternado, contesté que demoraríamos el almuerzo hasta su regreso. El coronel confirmó que el Arzobispo estaría de regreso en el Arzobispado en una media hora.
    Las 12,30 hs., la hora del almuerzo había pasado.. 13 hs. ... 14 hs., el tiempo pasaba. Hacia las 14,30 hs., el mismo coronel regresó con un trozo de papel en el cual el Arzobispo pedía su breviario, algunos medicamentos y su bolso de toilette. Lleno de amargura dije al coronel: "es vergonzoso y deshonesto que encarcelen a nuestro Arzobispo valiéndose de un engaño semejante. ¡Los nazis mismos, durante la guerra, no se atrevían a actuar así! ¡Y Uds. hablan de la liberación de los nazis! ¿Cuál liberación?". Pensé que después de estos severos reproches, me encarcelarían también a mi. El coronel respondió solamente: "¿Quiere darme las cosas pedidas o no? ya me voy...".
    Naturalmente le entregué todos los objetos pedidos, pero repetí que los nazis no se hubieran atrevido a actuar de esa forma contra el Arzobispo de Zagreb. ¡Uds., los comunistas, cuando estaban en la guerrilla, glorificaban al Arzobispo como el defensor de los Derechos del Hombre porque había públicamente condenado al sistema nazi! Agregue que esperaba volver a ver a Mons. Stepinac esa misma tarde, en el Arzobispado.
    Desgraciadamente, eso no ocurrió. Pero, al anochecer, un oficial comunista vino a verme. Me entregó un nuevo trozo de papel, en el cual el Arzobispo pedía los alimentos de su régimen, sus medicamentos y su pijama.
    Al día siguiente, el mismo oficial vino a buscar la comida, los medicamentos, los libros y la ropa interior. Tuvimos entonces el presentimiento de que Monseñor no regresaría tan pronto.
    El mismo oficial venía regularmente todos los días o cada dos días según las necesidades. Venía siempre en motoneta, pero cada día tomaba un camino diferente. No podíamos por tanto seguir sus huellas ni saber donde se encontraba el Arzobispo".

    INDICEHOMECONTINUA

     
  • Capítulo VIII: Ante el tribunal comunista
  • Capítulo IX: Stepinac en la prisión y en detención
  • Capítulo X: En el ocaso de su vida
  • Capítulo XI: Ecos después de su muerte
  • Capítulo XII: Algunos testimonios
  • Epílogo
  • Anexos
  • Bibliografía

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